Si muero antes de despertar, antes de que estas palabras aparezcan impresas, que se sepa que he dado instrucciones a mi hija, a mi esposo y a todos mis psiquiatras para que publiquen todos los artículos, transcripciones y cartas que consideren relevantes para mi vida como escritora. No pretendo con ello subvertir la privacidad de nadie, ni que mis instrucciones personales se conviertan en política pública. Soy poeta, no abogada ni legisladora.
CHIMAMANDA
Ensalada de escritoras. Blog globetrotter recopilado por Maricrónica.
Jong sobre Sexton
Si muero antes de despertar, antes de que estas palabras aparezcan impresas, que se sepa que he dado instrucciones a mi hija, a mi esposo y a todos mis psiquiatras para que publiquen todos los artículos, transcripciones y cartas que consideren relevantes para mi vida como escritora. No pretendo con ello subvertir la privacidad de nadie, ni que mis instrucciones personales se conviertan en política pública. Soy poeta, no abogada ni legisladora.
Tres poemas de Elisa Biagini, traducidos por Andrea Livini y Joaquím Brotons
Déjate una semilla en la mano
Wharton sobre Brontë
Sinclair Lewis no es el único creador de seres vivos que tenemos entre los novelistas modernos, pero yo le he escogido como símbolo porque la línea que sigue —aunque corre el peligro de convertirse en rodada— me parece genuina. En su búsqueda de materiales ha seguido el consejo de Goethe y ha hundido su mano en las profundidades de la naturaleza humana y creo que el mayor error de los jóvenes novelistas, de cualquier escuela, ha sido imaginar que los personajes anormales o excesivamente dotados ofrecen un campo más rico que las variedades normales y corrientes. Emily Brontë era una mujer de genio, pero si hubiera vivido más y hubiera tenido más contacto con la realidad habría conseguido sacar de la vida cotidiana en la parroquia de Haworth un libro más profundo y conmovedor de lo que lo hizo retratando una casa de locos. Dostoievski, en El idiota, también abordó el estudio de personajes anormales, pero los mezcló con otros normales, como suele hacer la vida. Y precisamente así fue como demostró que su principal interés para el lector radicaba no tanto en su caso particular sino en sus reacciones trágicas y destructivas hacia lo normal. Y los lectores que, a pesar de la admiración que sienten por Cumbres borrascosas a veces encuentran dificultad en separar a Heathcliff de Earnshaw y a una Catherine de la otra, no olvidarán fácilmente la presencia viva del príncipe Mishkin y su extraña vigilia con el asesino junto al cadáver de Nastasia.
Leon sobre Christie
Los modelos de Donna Leon son Rendell, Hammett, Highsmith... "leí un Carvalho una vez, pero... No he leído tampoco a Camilleri, no voy a leer más novelas del género si no me pagan". ¿Y Agatha Christie? Frunce el ceño: "Es genial para las personas que sólo buscan el efecto sorpresa, pero su prosa es muy pesada. Creo que es una autora para leer solamente una vez".
Victoria Ocampo llama por teléfono a Ortega y Gasset para que elija un nombre para la futura y legendaria revista "Sur"
No sé, a la hora en que escribo, si conoce ya su nombre. Fue escogido por teléfono, a través del Océano. Por lo visto todo el Atlántico se necesitaba para este bautismo…
Dos poemas de "Descripción de un naufragio", de Cristina Peri Rossi
Porque soy así,
de vino triste,
los amigos me rodean
guardan mis espaldas,
del mar, del mal.
Antes del tiempo justo
deserté.
Nacido en julios falsos
poco de mí quedaba ya
cuando llamaron a degüello.
Viejos clanes sonaban sus fanfarrias,
mi vino era triste,
mi amiga, visceral,
errantes navegaciones,
velas errantes,
sin carta, la eché a navegar.
Preguntaron por mí los generales.
ARMADOR
Aquel que construye un barco, una mujer.
En el bosque, selecciona la madera, seducido
por el olor de su corteza, la resistencia del duramen,
la blandura de la pulpa,
y suavemente lo va descortezando,
con dulces tirones arrancándole la piel,
después lo moja,
lo arrastra por la arena,
lo lleva al mar;
en la soledad murmuradora de la playa
-aves que gritan y hacen el amor,
olas que rumian arribando,
hoyos que dejaron los amantes y el agua no cubrió-
con el hacha le abre
una herida profunda que lo parte en dos
-por donde toda virginidad fluye-
y eligiendo la mejor mitad
erige el palo mayor,
aquel que sostendrá la arboladura
izará banderas
señalará la mujer.
CRISTINA PERI ROSSI (Montevideo, 1941), Descripción de un naufragio, Poesía reunida, Lumen, Barcelona, 2005, págs. 101-192.
Freixas sobre Woolf
Que Virginia Woolf es una maravillosa novelista, todo el mundo lo sabe; pero no siempre somos conscientes de que esta maravillosa novelista es también una maravillosa cuentista, diarista, autobiógrafa y ensayista. La calidad de sus ensayos (en el sentido inglés, que incluye los artículos), como los que ocupan estas páginas, es evidente: por algo se han traducido a tantas lenguas, por algo se siguen editando. Pero ¿en qué consiste, exactamente?, ¿cuál es su secreto? Yo creo que es doble. Por una parte, el impecable razonamiento que los sostiene, tan cartesiano, tan bien trabado; por otra, la engañosa suavidad de su envoltorio. ¡Qué estilo tan natural, tan sencillo! ¡Qué elegante ironía! ¡Qué tono coloquial pero mundano, como de charla en un salón!... La frase que mejor define, para mí, los ensayos de Virginia Woolf, es la famosa imagen con que Bernadotte (un militar francés convertido, en 1818, en rey de Suecia) explicaba cómo había que gobernar a los franceses: «Una mano de hierro en un guante de terciopelo».
Elizabeth Bishop descubre la cortisona
Bishop solía sentirse culpable por su modesta producción (apenas publicó un centenar de poemas a lo largo de su vida), y deseaba haber escrito más. Hubo un corto periodo de tiempo durante los cincuenta en que intentó acelerar el proceso creativo con estimulantes. Por aquel entonces ya se había marchado de Estados Unidos para irse a vivir a Brasil junto a su amante, la arquitecta Lota de Macedo Soares. Pero al instalarse en su nueva casa descubrió que su asma crónica había empeorado significativamente. Para paliarla, Bishop empezó a tomar cortisona, y descubrió unos efectos secundarios del fármaco que podían ser potencialmente beneficiosos para una escritora; producía insomnio mezclado con una especie de euforia creativa, una combinación que consideró que podría resultarle muy útil para seguir escribiendo los poemas y los relatos en los que estaba trabajando en ese momento. "Empezar a tomarla es absolutamente fantástico", aseguró Bishop al poeta Robert Lowell, su amigo íntimo y confidente.
Puedes pasarte la noche entera escribiendo y al día siguiente sentirte estupendamente. Gracias a la cortisona, en tan solo una semana he conseguido escribir dos relatos. Cuando pasa el efecto no te sientes muy mal si sigues todas las recomendaciones, pero una vez no lo hice y estuve llorando durante un día entero sin motivo alguno. Ahora, espero que me ayude a terminar este poema imposible para H. Mifflin [su editor]... [...]. Pruébala algún día. Me parece que puede ir bien para todo.
Aldrich sobre Dickinson
Es evidente que la señorita Dickinson poseía una imaginación extremadamente no convencional y grotesca. Ella estaba profundamente influenciada por el misticismo de Blake y el manierismo de Emerson. Pero la incoherencia y la falta de forma de sus versos es fatal... Una excéntrica, soñadora reclusa, medio educada en un pueblo perdido de Nueva Inglaterra, no puede impunemente desafiar las leyes de la gravitación y de la gramática.
Doce "glorierías" de Gloria Fuertes
Un poema de Adrienne Rich traducido por María Soledad Sánchez Gómez
que necesito Por alguien
a quien amo El año próximo
recordaré qué era
Esta ira irreal
y sin embargo
hay que soportarla
Que el sol se ponga
sobre esta ira
Continúo
sumergiéndome en ella
La montaña late
En el bidón de aceite cae
una bola de fuego.
El tiempo es pacífico no rompe cosas
ni siquiera hiere Las cosas peligran
por la gente Las frágiles lámparas de arcilla
de Mesopotamia
filas y más filas bajo cristal
en la sección de etnología
pequeños orificios para aceite
seco Los refugiados
con sus idénticas
historias de huida No
colecciono lo que no puedo usar Necesito
lo que se puede romper.
En la cama los añicos se reúnen
y las desavenencias se encubren por el contrario
mi cuerpo es una lista de heridas
colocadas simétricamente
un pueblo
reventado por los aviones
que no acabaron el trabajo
El enemigo se ha replegado
entre incursiones se ha hecho invisible
no hay
mecanismos
de alivio
la oscuridad se vuelve absoluta
El sueño resquebrajado y desconchándose
se cierne sobre el tembloroso objetivo
Lo que se rompe es la noche
no el día La blanca
cicatriz rasgándose
por el Este
La grieta supurante
Es hora de que los añicos
retornen
sin decir palabra
unos junto a otros.
1968
ADRIENNE RICH, Poemas (1963-2000), Renacimiento, Sevilla, 2002, traducción de María Soledad Sánchez Gómez, págs. 55-57.
Una anotación del cuaderno de Marina Tsvetayeva
¿Qué hago en el mundo? - Escucho mi alma. Ni nacionalidades, amigo mío, ni estratos sociales. Dos razas: la de los dioses y la de las bestias. Los primeros siempre escuchan música, los segundos - nunca. Los primeros son amigos, los segundos - enemigos. Pero hay otra, una tercera: la de los que escuchan música una vez por semana. - «Los conocidos.»
Janés sobre Shikibu
Pero hemos dejado atrás a la prosista Murasaki Shikibu, autora de La historia de Genji, esa gran novela galante que data del siglo X y ha sido comparada repetidamente con Don Quijote de la Mancha, de Cervantes, En busca del tiempo perdido, de Proust o el Decamerón de Boccaccio. La historia de Genji está escrita con tal agilidad y encanto que seduce irremediablemente al lector. Muchos de los temas que surgen en ella se independizarán luego pasando a otras obras, por ejemplo a piezas de teatro noh, una de las cuales, Aoi no Ue, trata de Genji, el príncipe resplandeciente, y su amante Rokujo, que, convertida en fantasma vampiro, martiriza a Aoi, la mujer de aquel, hasta darle muerte. En la novela, este episodio empieza con una reflexión de Rokujo. Pocos párrafos bastan para captar toda la sutileza y los matices de la escritura de Murasaki:
Aquella noche le llegó una carta:«Aunque parecía que Aoi había mejorado, la situación ha cambiado y está peor que nunca. No puedo dejarla sola».Las excusas de siempre, pensó Rokujo, pero le escribió:Ahora me toca a mí deshacer el camino del amorcon las mangas húmedas,y marchar más allá,hacia los campos embarrados…¡Lástima que tu pozo tenga tan poco agua!
En el palacio de Sanjo, el espíritu maligno se mostraba cada vez más activo y Aoi empeoraba a ojos vista. No faltaban rumores que apuntaban a Rokujo, insinuando que el espíritu torturador era el de ella o el de su padre, el difunto príncipe.
Mientras, la acusada trataba de analizar minuciosamente sus sentimientos hacia Aoi […]. Empezó a tener un sueño recurrente: en la estancia magníficamente amueblada de una dama que Rokujo identificaba con su rival, ella la sacudía y la golpeaba violentamente… ¡Era terrible! A veces se preguntaba desconcertada, si su alma había salido de su cuerpo y estaba actuando por su cuenta. El mundo no solía hablar bien de gente que había hecho cosas mucho menos graves. Si Aoi moría, todos la señalarían con el dedo. No era infrecuente que los espíritus de los muertos, ofendidos en vida, continuaran arrastrándose por el mundo para vengarse. Siempre le había parecido algo odioso, pero he aquí que ahora le tocaba protagonizar una situación como aquella antes de morir…
Profundamente inquieto, Genji enviaba mensajeros a casa de Rokujo con mucha frecuencia.Tampoco [en] su esposa, que le preocupaba mucho más, notaba signos de mejoría. […] La trenza larga y gruesa que caía por un lado de su rostro destacaba sobre el blanco de su camisa y la ropa de la cama. En aquella ocasión le pareció mucho más bella que cuando se presentaba ante él perfectamente vestida, pero glacial como un témpano, y le cogió la mano.—¡Qué terrible!, —susurró la moribunda—. ¡Qué terrible resulta todo esto para ti! […]Y con voz suave y afectuosa recitó:—¡Cosed el dobladillo de mi vestidopara que no escapeel alma doloridaque quiere huir a otra parte!
Aquella no era la voz de Aoi ni su modo de hablar. Genji advirtió súbitamente que la voz pertenecía a Rokujo y quedó petrificado. Había oído decir que aquellas cosas ocurrían, pero siempre le parecieron supersticiones solo aceptadas entre gente vulgar e ignorante. Y he aquí que, ante sus propios ojos, tenía una prueba palpable de que aquel fenómeno monstruoso que le habían contado resultaba perfectamente posible.
Ordine sobre Dickinson
There is no Frigate like a Book
Un estudio llamado "efecto Sylvia Plath" afirma que la poesía atrae a mujeres propensas a la autodestrucción
Escribir poesía es perjudicial para la salud. Es al menos lo que se desprende de The cost of the muse: Poets die young, un estudio científico realizado por el profesor James Kaufman del Instituto de Investigación del Aprendizaje de la Universidad Estatal de California, en San Bernardino. Según el informe, publicado en el oscuro periódico Death Studies, los poetas mueren antes que los novelistas, los dramaturgos y los escritores de no-ficción. El doctor Kaufman llegó a esta conclusión luego de haber analizado el caso de 1987 escritores célebres muertos, oriundos de Norteamérica (incluyendo México y Canadá), China, Turquía y Europa de Este. Tras procesar varios diccionarios biográficos, halló el siguiente resultado: los poetas vivieron un promedio de 62,2 años, los dramaturgos estiraron hasta los 63,4; los novelistas por su parte llegaron a soplar 66 velitas, mientras que los más longevos resultaron los autores de no ficción, con 67,9 primaveras. “La imagen del poeta como una figura clásica, condenada a morir tempranamente, puede ser avalada por los hechos”, resume Kaufman. Y no son John Keats, fallecido a los 26 años, Lord Byron a los 36 o Rimbaud a los 37 entre tantos otros quienes van a desmentirlo.
Tennessee Williams sobre Jane Bowles
Llegamos a Gibraltar y allí conocimos a Jane Bowles, la esposa de Paul, a quien considero la mayor figura que ha dado la novelística norteamericana. Es probable que juzguen ustedes disparatada tal opinión, pero no tengo más remedio que sustentarla. Toda su obra respiraba una sensibilidad incomparable, que yo encuentro aún más conmovedora que la de Carson McCullers. Y era una chiquilla encantadora, rebosante de humorismo y afecto y que sufría unos curiosos y enternecedores accesos de pánico, que yo tomé al principio por puro teatro, pero cuya total autenticidad descubrí bien pronto. Y no es que quiera dar a entender, dios me libre, que el teatro no es auténtico en ocasiones.
Szymborska sobre Milosz
No a todos les salió bien la lectura, unos recitaban con un insoportable pathos, a otros se les cortaba la voz y las hojas temblaban en sus manos. De pronto anunciaron a un tal Milosz. Leyó sus poemas sin miedo y sin exagerar en la declamación. Como si pensara en voz alta y nos invitara a pensar con él. "Eso es", me dije, "es la poesía verdadera y es un poeta verdadero." Ciertamente fui muy injusta. Allí había dos o tres poetas más que merecían atención. Pero la excepcionalidad tiene escaños. Tuve el presentimiento de que había que levantar mucho la cabeza para llegar a Milosz.
Parecidos y diferencias entre Djuna Barnes y Virginia Woolf
Virginia Woolf, en su infancia y adolescencia, fue víctima del deseo sexual de sus hermanastros. Aquello también la marcó profundamente y quizá fue el origen de una cierta frigidez, frente a la libido exaltada de Djuna, y de un matrimonio casi blanco, sin hijos, y su amistad especialmente íntima con algunas mujeres.
Jünger sobre Austen
Cinco poemas de "Unicornio negro", de Audre Lorde, traducidos por Jimena Jiménez Real
LAS MUJERES DE DAN BAILAN CON ESPADAS EN LAS MANOS PARA SEÑALAR EL TIEMPO EN QUE ERAN GUERRERAS
Yo
no caí del cielo
ni
descendí como plaga de langostas
a
beber color y fuerza de la tierra
y no vengo como la
lluvia
tributo o símbolo del devenir de la tierra
yo vengo
como mujer
oscura y abierta
a veces caigo como la
noche
suave
y terrible
solo cuando debo morir
para
nacer de nuevo.
Yo no vengo como guerrera secreta
con
una espada sin vaina en la boca
escondida tras la lengua
que
corta mi garganta en insignias
militares con una
sonrisa
mientras la sangre corre
garganta abajo y sale
por
agujeros en los dos montes sagrados
de mi pecho.
Yo
vengo como mujer
la que soy
expandiéndome por noches
risa
y promesa
y calor oscuro
calentando lo que toco
que
está vivo
consumiendo
solo
lo que ya
murió.
LETANÍA
PARA LA SUPERVIVENCIA
Para
las que vivimos en la orilla
sobre el filo constante de la
decisión
cruciales y solas
para las que no podemos
disfrutar
los sueños pasajeros de la elección
que amamos
en umbrales yendo y viniendo
en las horas entre
amaneceres
mirando dentro y fuera
a un tiempo antes y
después
buscando un ahora que pueda criar
futuros
como
pan en las bocas de nuestros hijos
para que sus sueños no
reflejen
la muerte de los nuestros;
Para las que
nos
fue marcado el miedo
como una leve línea en el centro de la
frente
aprendiendo a temer ya con la leche materna
pues por
esta arma
la ilusión de encontrar seguridad
los de torpes
pies esperando silenciarnos
Es para nosotras
este instante
y este triunfo
Nunca se esperó que sobreviviéramos.
Y
cuando sale el sol tememos
que no se quede
cuando el sol se
pone tememos
que no salga por la mañana
cuando el estómago
está lleno tememos
la indigestión
cuando el estómago
está vacío tememos
no volver a comer nunca
cuando nos
aman tememos
que el amor se desvanezca
cuando estamos solas
tememos
que el amor nunca vuelva
y cuando hablamos
tememos
que nuestras palabras no se oigan
ni sean bien
recibidas
pero cuando callamos
aún tememos.
Así
que es mejor hablar
recordando
que nunca se esperó que
sobreviviéramos.
NOTA
ESCOLAR
Mis
hijos juegan con calaveras
pues sus clases las vigilan
hechiceros
que gritan cuando las paredes se derrumban
como
papel de baño
brujos rollizos pronuncian viejas maldiciones
en
una lengua no instruida
examinan a los niños de su
sentido
asignan notas
en un holocausto que oscila
entre
la furia y el desprecio.
Mis hijos juegan con calaveras
en
la escuela
ya han aprendido
a soñar la muerte
sus
patios son cementerios
donde las pesadillas del no
salvaguardan
tierras prestadas
llenas de huesos del mañana.
Mis
hijos juegan con calaveras
y recuerdan
que para el
asediado
no hay lugar
que no pueda ser
hogar
ni
que lo sea.
Y
QUÉ PUEDES ENSEÑAR TÚ A MI HIJA
A
qué te refieres
no, no, no
no tienes derecho
a
saber
cuántas veces
erigimos a la otra
como
refugio
contra el frío
y hasta mi hija sabe
que lo
que sabes
puede dolerte
dice sus noes
y le
duele
dice
cuando habla de liberación
habla de
liberarse
de ese dolor
que ella sabe
lo que
sabes
puede doler
pero lo que no
sabes
puede
matarte.
LA
HERMANA LA EXTRANJERA
Nacimos
en un tiempo pobre
sin tocar nunca
el hambre de la otra
sin
compartir nunca
nuestros mendrugos
por miedo a
que el
pan se hiciera enemigo.
Hoy criamos a nuestras hijas
en
el respeto por sí mismas
y por las otras.
Hoy has
hecho a la soledad
sagrada y útil
y ya no la
necesitas
hoy
tu luz brilla muy fuertemente
pero
quiero
que sepas
que tu oscuridad es también
rica
y
trasciende el miedo.
AUDRE LORDE, El unicornio negro, Ediciones Torremozas, Madrid, 2019, traducción de Jimena Jiménez Real.
Una reflexión de Sophia Tolstaia
SOPHIA TOLSTAIA, fragmento de su diario recogido por Zoë Heller en su respuesta a la pregunta Is the Writer's Only Responsability to His Art?, The New York Times, 19 de enero de 2016, traducción de Google Translate + Mary Crónica, toda la respuesta AQUÍ
NOTA DE LA ADMINISTRACIÓN: Del matrimonio entre Sophia y Lev Tolstòi nacieron trece hijos, de los que solo cinco llegaron a adultos.
Simone de Beauvoir: "Mis apetitos eran mayores de lo que yo hubiera querido"
La extravagante y turbia alianza entre Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir duró cincuenta y un años. Ambos disfrutaron de diferentes amantes, generalmente jóvenes discípulas que acostumbraban a compartir. Se trataban entre ellos de usted y nunca llegaron a vivir juntos. A menudo elegían cuartos contiguos en los hoteles o vivían en apartamentos separados dentro del mismo barrio parisino. No se sabe claramente cómo Sartre llegó a engatusarla y mantener su dominio durante tanto tiempo; su control sobre ella era fundamentalmente de carácter intelectual. Según Paul Johnson, Sartre pensaba en las mujeres en términos de victoria y ocupación. En los últimos años han visto la luz cartas y otros papeles íntimos que revelan nuevos y sorprendentes matices de la personalidad de ambos. La correspondencia entre la feminista Simone y el padre del existencialismo, que el propio Sartre quería ver publicada después de su muerte, nos muestra una imagen del autor de El ser y la nada no excesivamente favorecedera, por no decir bastante ruin. También la guapa e inteligente Simone resulta ser una mujer mucho más vulnerable y frágil de lo que permitía intuir su ideología feminista y su aspecto de mujerona fría y voluntariosa. Sin embargo, desde joven supo que "mis apetitos físicos eran mayores de lo que yo hubiera querido" y descubrió entonces que, ante la llamada del cuerpo, cualquier hombre serviría, lo que parece turbador. Pasión y cabeza se enfrentaban. Fue esta lucha, según escribe Appignanesi, lo que "la condujo a sus tempranas relaciones homosexuales, a menudo durante las ausencias de Sartre".
Berger sobre Sontag
Susan Sontag era una artista, y además una mujer solidaria; recuerda lo que hizo en Sarajevo; siempre tuvo interés por los demás. Su egocentrismo es el egocentrismo natural de los artistas. Sin ego, ¿qué hace un artista? Necesita el ego para caminar, para respirar. La literatura es el ego escrito.
Dos poemas de "La tierra más ajena", de Ajejandra Pizarnik
REMINISCENCIAS
y
el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números giran
insidiosos
ennegreciendo las confituras
y el tiempo
estranguló mi estrella
caminaba trillada sobre pozo oscuro
los
brillos lloraban a mis verdores
y yo miraba y yo miraba
y
el tiempo estranguló mi estrella
recordar tres rugidos
de
tiernas montañas y radios oscuras
dos copas
amarillas
dos gargantas raspadas
dos besos comunicantes de
la visión de
una existencia a otra existencia
dos promesas
gimientes de
tremendas locuacidades lejanas
dos promesas de
no ser de sí ser de no ser
dos sueños jugando la ronda del
sino en
derredor de un cosmos de
champagne amarillo
blanquecino
dos miradas cerciorando la avidez de una
estrella
chiquita
y el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números
ríen en volteretas desabridas
muere uno
nace uno
y el
tiempo estranguló mi estrella
sones de nenúfares
ardientes
desconectan mis futuras sombras
un vaho
desconcertante rellena
mi soleado rincón
la sombra del sol
tritura la
esfinge de mi estrella
las promesas se
coagulan
frente al signo de estrellas estranguladas
y el
tiempo estranguló mi estrella
pero su esencia existirá
en
mi intemporal interior
brilla esencia de mi estrella!
POEMA
A MI PAPEL
leyendo propios poemas
penas impresas
trascendencias cotidianas
sonrisa orgullosa equívoco
perdonado
es mío es mío es mío!!
leyendo letra
cursiva
latir interior alegre
sentir que la dicha se
coagula
o bien o mal o bien
extrañeza de sentires
innatos
cáliz armonioso y autónomo
límite en dedo gordo
de pie cansado y
pelo lavado en rizosa cabeza
no
importa:
es mío es mío es mío!!
ALEJANDRA PIZARNIK (Buenos Aires, 1936-1972), La tierra más ajena, Poesía completa, Lumen, Barcelona, 2005, págs. 7-34.



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