martes, 30 de septiembre de 2025

Cuatro poemas de Alda Merini traducidos por Emilio Coco


EL pájaro de fuego
de mi mente enferma,
este gorrión gris
que vive en lo profundo
y me hace temblar
con su continuo pío
pues parece inerme,
necesitado de amor,
a veces tiene una voz
tan tierna y nueva
que bajo su triunfo
dicto el poema.



HOJAS BLANCAS

XVIII

Las hojas blancas son la desmesura del alma
y sobre este sabor agridulce
querré un día morir,
porque la hoja blanca es violenta.

Violenta como una bandera,
un abismo de fuego,
y así me compongo
letra a letra a lo infinito
para que alguien me lea
pero que nadie aprenda nada
porque la vida es un sorbo, y sorbo
de vida las hojas blancas
desmesura del alma.



ARRANCAD la poesía del canto,
el árbol de las voces,
las quimeras del sueño,
arrancadme a mí de mí misma,
para que vea mi corazón, latido
sanguíneo y dulce,
bajar al valle.
Mis misterios fueron los de Orfeo
y de otros pitagóricos ascetas
con su mensaje de paz
por pantanos deshechos.



AL VIEJO manicomio
te acercabas de niño
y me traías siempre
una glicina de laurel
jugabas con los locos
fingiéndolos ladrones
oh bien nacido hermano
que no distingues nunca
el pecado del ocio
entre amor y espada.


ALDA MERINI, antologada y traducida por Emilio Coco en El fuego y las brasas: Poesía Italiana Contemporánea, Sial, Madrid, 2001, págs. 69-73.