El PÁJARO DE FUEGO
MI
madre se abismaba en el penoso movimiento de su escoba
luchando
contra una arena que llamaba desierto
contra una humedad que
llamaba agua desmenuzable estanque
sus manos de barrendera
apartada del mundo
exhumaban muertos invisibles
acorralaban
el menor hundimiento del viento
la menor mancilla de
oscuridad
barriendo con tanta abnegación
riendo a
carcajadas en la borrasca
por miedo a mostrarse arisca.
Madre
tan modesta
no te vanagloriabas del viento que soplaba para tus
brazos solos que limpiaban.
LOS hombres
y las cigüeñas están de paso
sólo el cerezo es
sedentario
repetía mi madre.
Comíamos los huesos
y
lanzábamos la carne a la vertical sobre el lucero del alba
con
el deseo de renacer en cerezo
con un arroyo natal
y un
nombre legible en la oscuridad
para poder estar en cuclillas al
borde del camino
y dialogar hasta el alba con el pedregal.
VÉNUS KHOURY-GHATA, antologado y traducido por Jeanne Marie en Quince poetas franceses contemporáneos, Libros del Aire, Madrid, 2014, págs. 128-131.