Por si fuera poco, Ayn Rand tampoco gustaba entre los círculos literarios y solía recibir los varapalos de editoriales y críticos. Un editor rechazó El manantial con la siguiente nota: "Está mal escrita y el protagonista es antipático". Otro le dijo: "Ojalá hubiera un público para esta clase de libro, pero no lo hay y la novela no se vendería". La rebelión del Atlas se consideró "invendible e impublicable". En la crítica de esta obra de mil páginas que Whittaker Chambers (comunista reconvertido en delator) escribió para The National Review, deploraba su "tono dictatorial" y señalaba: "En toda mi vida de lector no recuerdo otro libro en el que tamaña arrogancia se mantenga de forma tan implacable. Su estridencia es infatigable y su dogmatismo carece de atractivo".
ROBERT SCHNAKENBERG, Vidas secretas de grandes escritores, Editorial Océano, Barcelona, 2012, traducción de Francisco López Martín, pág. 223.