martes, 30 de septiembre de 2025

La fascinación que Susan Sontag causaba en los demás cuando era estudiante universitaria


De familia judía, empezó a ejercer su fascinación al iniciar sus estudios en la Universidad de Chicago, recién cumplidos los diecisiete años. En ese entorno destacó enseguida, tanto por su brillante inteligencia como por su aspecto:
Susan destacaba. Cierto observador de la Sontag de la época evoca la larga cabellera oscura que enmarcaba el ovalado semblante de una figura que se deslizaba en silencio, que rara vez hablaba y que exudaba un cierto aire de misterio. Otro contemporáneo, también de Chicago, describe un cuerpo flexible y unos cabellos largos, oscuros y hermosos. Ya en un plano más mundano, un antiguo compañero la recordaba como una joven de aspecto imponente que vestía exactamente el mismo atuendo en todas las clases: unos vaqueros azules y una camisa a cuadros.
Allí conoce a Philip Rieff, profesor de la universidad y diez años mayor que ella que quedó absolutamente deslumbrado por la presencia de su joven alumna en las clases:
Aquel día de diciembre de 1950, Sontag llegó tarde a la clase de Rieff. Tuvo que atravesar el aula para llegar al único sitio libre: una entrada espectacular para una persona de espectacular aspecto. Al concluir la clase fue la última en marcharse. En el momento en que salía, la asió por el brazo y le preguntó su nombre. "¿Querría comer conmigo?", insistió él. Susan aceptó y se casaron diez días después de conocerse.


VIS MOLINA, Seductoras: vidas y logros, Península, Barcelona, 2009, pág. 88.