Un estudio llamado "efecto Sylvia Plath" afirma que la poesía atrae a mujeres propensas a la autodestrucción


Escribir poesía es perjudicial para la salud. Es al menos lo que se desprende de The cost of the muse: Poets die young, un estudio científico realizado por el profesor James Kaufman del Instituto de Investigación del Aprendizaje de la Universidad Estatal de California, en San Bernardino. Según el informe, publicado en el oscuro periódico Death Studies, los poetas mueren antes que los novelistas, los dramaturgos y los escritores de no-ficción. El doctor Kaufman llegó a esta conclusión luego de haber analizado el caso de 1987 escritores célebres muertos, oriundos de Norteamérica (incluyendo México y Canadá), China, Turquía y Europa de Este. Tras procesar varios diccionarios biográficos, halló el siguiente resultado: los poetas vivieron un promedio de 62,2 años, los dramaturgos estiraron hasta los 63,4; los novelistas por su parte llegaron a soplar 66 velitas, mientras que los más longevos resultaron los autores de no ficción, con 67,9 primaveras. “La imagen del poeta como una figura clásica, condenada a morir tempranamente, puede ser avalada por los hechos”, resume Kaufman. Y no son John Keats, fallecido a los 26 años, Lord Byron a los 36 o Rimbaud a los 37 entre tantos otros quienes van a desmentirlo.

A la hora de buscar una explicación a esta tendencia a vivir rápido y entregar un cadáver joven, Kaufman explica: “La poesía puede atraer a gente propensa a la autodestrucción. La poesía tiende a ser más introspectiva, expresiva y emotiva que la ficción y la no-ficción. Estar en un campo subjetivo y emotivo se asocia con la inestabilidad mental”. Y agrega: “Si uno rumia mucho, es más probable que se deprima, y los poetas se la pasan rumiando”. Este comportamiento se vería agravado por la soledad de su trabajo, un aislamiento que no comparten los dramaturgos, ensayistas o biógrafos, que necesitan interactuar con otros individuos que participan de su labor, rompiendo así el cerco del autoconfinamiento. Para el psicólogo, a esta razón hay que sumarle la “naturaleza mística de los poetas”, quienes creen muchas veces que su trabajo es el resultado del dictado de “una musa, una inspiración divina”. Por este motivo, quienes escriben versos atribuyen erróneamente sus poemas a una entidad externa, y no disfrutan del “crédito” de lo que han obtenido. Esto se traduciría en un “aumento del riesgo de depresión y de otros desórdenes emocionales”, principalmente “entre las mujeres con poca autoestima”.

Si el oficio de escribir es violento con los bardos, parece ensañarse particularmente cuando son de sexo femenino. En un trabajo anterior, The Sylvia Plath Effect: Mental illness in Eminent Creative Writers, James Kaufman había analizado el caso de 1629 escritores con signos de enfermedad mental. Esta vez concluía: “Se encontró que las poetas tenían una mayor propensión a sufrir enfermedades mentales que las escritoras de ficción o un escritor de cualquier tipo”. Un segundo estudio incluyó artistas visuales, actrices y políticas, con idéntico resultado. “Es lo que he llamado el efecto Sylvia Plath”, recuerda Kaufman, quien también podría haber bautizado el fenómeno “Alfonsina Storni” o “Alejandra Pizarnik”. Marcada por el suicidio del padre, cuando ella tenía tan sólo 8 años, la norteamericana Sylvia Plath se volcó tempranamente a la poesía, persiguiendo con obsesión la perfección del estilo. A los treinta años, luego de varias tentativas, escribió sus últimos versos y se suicidó.

Ante estas observaciones, James Kaufman se place en verificar el cliché del poeta maldito, que carbura con ajenjo, opio y sustancias varias hasta consumirse en un destello fulgurante. Admite como al pasar que otro factor que explica que los poetas figuren como muriendo más jóvenes, “es la notoriedad alcanzada a temprana edad, ya que producen a los veinte años el doble de obra que los novelistas”. Contrariamente al poeta, un novelista que desaparece a los 30 difícilmente deje en este mundo su obra magna, y por eso no aparece en las estadísticas.

En todo caso, Kaufman parece preocupado por la escasez de estudios empíricos sobre este asunto. Insta a “ayudar a las jóvenes poetas en peligro para que controlen a su musa en vez de ser tragadas por ellas”, antes de hacer un llamado cívico a los psicólogos para salvar a esta especie de rápida extinción. Nada dice James Kaufman sobre cómo podría afectar esta terapia a la calidad de la poesía.


ALEJO CHAPIRE, La sociedad de los poetas muertos, Página/12, 27 de junio de 2004. Todo el artículo AQUÍ.

Tennessee Williams sobre Jane Bowles


Llegamos a Gibraltar y allí conocimos a Jane Bowles, la esposa de Paul, a quien considero la mayor figura que ha dado la novelística norteamericana. Es probable que juzguen ustedes disparatada tal opinión, pero no tengo más remedio que sustentarla. Toda su obra respiraba una sensibilidad incomparable, que yo encuentro aún más conmovedora que la de Carson McCullers. Y era una chiquilla encantadora, rebosante de humorismo y afecto y que sufría unos curiosos y enternecedores accesos de pánico, que yo tomé al principio por puro teatro, pero cuya total autenticidad descubrí bien pronto. Y no es que quiera dar a entender, dios me libre, que el teatro no es auténtico en ocasiones.

A su muerte, ocurrida, tras una larga enfermedad, en un convento-hospital de Málaga, España, en 1973, Jane Bowles dejó un enorme vacío en la vida de cuantos tuvieron la dicha de conocerla. Sus obras completas, cuando aparecieron en un único volumen hace cosa de siete años, comprendían una novela de incomparable calidad, The Serious Ladies, una colección de cuentos breves como no los ha escrito de semejante sensibilidad otro autor de su época, y una pieza de teatro curiosamente estimada por debajo de sus méritos: In the Summer House. Tuve la fortuna de ver esa obra en su estreno en Estados Unidos, en el University Theatre de Ann Arbor, Michigan, protagonizada por la desaparecida Miriam Hopkins, que ofreció una soberbia actuación.


TENNESSEE WILLIAMS, Memorias, Bruguera, Barcelona, 1985, traducción de Antonio Samons, pág. 222.

Szymborska sobre Milosz


No a todos les salió bien la lectura, unos recitaban con un insoportable pathos, a otros se les cortaba la voz y las hojas temblaban en sus manos. De pronto anunciaron a un tal Milosz. Leyó sus poemas sin miedo y sin exagerar en la declamación. Como si pensara en voz alta y nos invitara a pensar con él. "Eso es", me dije, "es la poesía verdadera y es un poeta verdadero." Ciertamente fui muy injusta. Allí había dos o tres poetas más que merecían atención. Pero la excepcionalidad tiene escaños. Tuve el presentimiento de que había que levantar mucho la cabeza para llegar a Milosz.


WISLAWA SZYMBORSKA, fragmento de Timidez, artículo en que relata la primera vez que vio a Milosz, el 31 de enero de 1945 en un recital en Cracovia, recogido por ANNA BIKONT y JOANNA SZCZĘSNA en Trastos, recuerdos, Pre-Textos, Valencia, 2015, traducción de Elzbieta Bortkiewicz y Ester Quirós, pág. 594.

Parecidos y diferencias entre Djuna Barnes y Virginia Woolf


Virginia Woolf, en su infancia y adolescencia, fue víctima del deseo sexual de sus hermanastros. Aquello también la marcó profundamente y quizá fue el origen de una cierta frigidez, frente a la libido exaltada de Djuna, y de un matrimonio casi blanco, sin hijos, y su amistad especialmente íntima con algunas mujeres.

Djuna Barnes fue bisexual. Es difícil componer su larga lista de amantes, la mayoría hombres, y aunque se la tildó de homosexual, Djuna repitió hasta la saciedad que "nunca fui lesbiana, sólo amé a Thelma Wood". Se refería a una escultora de Missouri con la que mantuvo una larga, apasionada y tormentosa relación y a la que conoció cuando ya una veintena de hombres, o quizá más, habían sido sus amantes. Trasunto de Wood es Robin Vote, personaje de su casi legendaria novela El bosque de la noche. A Thelma está dedicada también Ryder, esa "obscena y burlona crónica isabelina de la familia Barnes".

Djuna tenía a la abuela Zadel como sustituto de la madre, que inclinó su afecto a los hijos varones; Virginia perdió tempranamente a la suya y la fue buscando en el amor de su hermana Vanessa, de Violet Dickinson, Vita Sackville-West, Ethel Smith... También se ha hablado y escrito mucho del lesbianismo de Virginia. Tal vez, parafraseando a Djuna Barnes, hubiera podido haber dicho: "Nunca fui lesbiana, sólo amé a Vita Sackville-West".

La inestabilidad mental, siempre me he resistido a llamarla locura, mejor acaso sus profundas depresiones, más intensas en la Woolf que en Djuna Barnes, podría ser otro punto de contacto entre estas dos escritoras a las que también tanto separaba: el alcoholismo de Djuna, su pobreza constante, exceptuando alguna etapa de esplendor económico, su belleza distinta...

Desde muy joven, la depresión fue casi el permanente estado de ánimo de Djuna que, al igual que Virginia, protagonizó varios intentos de suicidio. Sabido es que esta última acabó con su vida sumergiéndose en las aguas del río Ouse, cercano a su casa de Rodmell, con los bolsillos llenos de piedras, tomando todas las precauciones para no fallar una vez más. Djuna Barnes utilizaba toda clase de pastillas que tenía a mano, y "resucitó" más de una vez, y se alegró de volver a la vida. Una vida que afortunadamente fue larga, pues murió, como hemos dicho, a los noventa años.


ANA MARÍA NAVALES, Mujeres de palabra, SIAL, Madrid, 2006, págs. 97 y 98.

Jünger sobre Austen


Santorín, 20 de mayo de 1984

Una ventaja colateral del viaje: uno topa con libros que en casa, no digo que apenas habría apreciado sino que ni siquiera habría leído, como Emma, una novela femenina de época postnapoleónica, de Jane Austen. Se echa mano de él, faute de mieux, se le coge el gusto; se hacen descubrimientos que de lo contrario nunca se habrían hecho.

En Inglaterra, a diferencia de Prusia (“Aquí las familias pueden hacer café”), después de Trafalgar y Waterloo debió surgir en las clases medias y superiores un juste milieu que estaba vinculado a un muy fino equilibrio en cuestiones de moral, de orden de valores y de comportamiento.

Se comprende que los caracteres se mantengan dentro de determinados límites y que se buscara en vano excesos en lo demónico o lo erótico, o provocaciones como en el caso de Oscar Wilde. Antes bien, lo que se encuentra es un clima en la sociedad como lo hay en Stifter en la naturaleza.

Una sola palabra imprudente es sopesada y criticada a lo largo de páginas y páginas. En esos salones los héroes y las heroínas no pueden destacar; la medida produce una nobleza de carácter no expuesta a pruebas excesivamente fuertes. En esa novela llama la atención que en sus quinientas páginas apenas se hable de trabajo. La sociedad vive o bien de sus propiedades, administradas por aparceros, o del capital, siendo preferible el heredado al adquirido. Es obvio que hay cocineros, cocheros, servidumbre; todos trabajan sin que nadie los vea, como los Heinzelmännchen, en una ocasión se menciona de pasada a un Butler. Frank Churchill no dice, por ejemplo: “He dicho a mi cochero que se presente allí con los caballos”, sino: “Mis caballos me esperan allí”.

Solo las institutrices participan en la vida de la familia. La enseñanza es sobre todo recreativa: música, dibujo, trabajos manuales, literatura. Se añade a ello la supervisión del comportamiento: la urbanidad que obra más por su continuidad que por intervenciones pedagógicas.


ERNST JÜNGER, Pasados los setenta III. Diarios (1981-1985), Tusquets, Barcelona, 2007, traducción de Carmen Gauger, págs. 319 y 320.

Cinco poemas de "Unicornio negro", de Audre Lorde, traducidos por Jimena Jiménez Real


LAS MUJERES DE DAN BAILAN CON ESPADAS EN LAS MANOS PARA SEÑALAR EL TIEMPO EN QUE ERAN GUERRERAS


Yo no caí del cielo
ni
descendí como plaga de langostas
a beber color y fuerza de la tierra
y no vengo como la lluvia
tributo o símbolo del devenir de la tierra
yo vengo como mujer
oscura y abierta
a veces caigo como la noche
suave
y terrible
solo cuando debo morir
para nacer de nuevo.

Yo no vengo como guerrera secreta
con una espada sin vaina en la boca
escondida tras la lengua
que corta mi garganta en insignias
militares con una sonrisa
mientras la sangre corre
garganta abajo y sale
por agujeros en los dos montes sagrados
de mi pecho.

Yo vengo como mujer
la que soy
expandiéndome por noches
risa y promesa
y calor oscuro
calentando lo que toco
que está vivo
consumiendo
solo
lo que ya murió.



LETANÍA PARA LA SUPERVIVENCIA

Para las que vivimos en la orilla
sobre el filo constante de la decisión
cruciales y solas
para las que no podemos disfrutar
los sueños pasajeros de la elección
que amamos en umbrales yendo y viniendo
en las horas entre amaneceres
mirando dentro y fuera
a un tiempo antes y después
buscando un ahora que pueda criar
futuros
como pan en las bocas de nuestros hijos
para que sus sueños no reflejen
la muerte de los nuestros;

Para las que
nos fue marcado el miedo
como una leve línea en el centro de la frente
aprendiendo a temer ya con la leche materna
pues por esta arma
la ilusión de encontrar seguridad
los de torpes pies esperando silenciarnos
Es para nosotras
este instante y este triunfo
Nunca se esperó que sobreviviéramos.

Y cuando sale el sol tememos
que no se quede
cuando el sol se pone tememos
que no salga por la mañana
cuando el estómago está lleno tememos
la indigestión
cuando el estómago está vacío tememos
no volver a comer nunca
cuando nos aman tememos
que el amor se desvanezca
cuando estamos solas tememos
que el amor nunca vuelva
y cuando hablamos tememos
que nuestras palabras no se oigan
ni sean bien recibidas
pero cuando callamos
aún tememos.

Así que es mejor hablar
recordando
que nunca se esperó que sobreviviéramos.



NOTA ESCOLAR

Mis hijos juegan con calaveras
pues sus clases las vigilan hechiceros
que gritan cuando las paredes se derrumban
como papel de baño
brujos rollizos pronuncian viejas maldiciones
en una lengua no instruida
examinan a los niños de su sentido
asignan notas
en un holocausto que oscila
entre la furia y el desprecio.

Mis hijos juegan con calaveras
en la escuela
ya han aprendido
a soñar la muerte
sus patios son cementerios
donde las pesadillas del no
salvaguardan tierras prestadas
llenas de huesos del mañana.

Mis hijos juegan con calaveras
y recuerdan
que para el asediado
no hay lugar
que no pueda ser
hogar
ni que lo sea.



Y QUÉ PUEDES ENSEÑAR TÚ A MI HIJA

A qué te refieres
no, no, no
no tienes derecho
a saber
cuántas veces
erigimos a la otra
como refugio
contra el frío
y hasta mi hija sabe
que lo que sabes
puede dolerte
dice sus noes
y le duele
dice
cuando habla de liberación
habla de liberarse
de ese dolor
que ella sabe
lo que sabes
puede doler
pero lo que no
sabes
puede matarte.



LA HERMANA LA EXTRANJERA

Nacimos en un tiempo pobre
sin tocar nunca
el hambre de la otra
sin compartir nunca
nuestros mendrugos
por miedo a
que el pan se hiciera enemigo.

Hoy criamos a nuestras hijas
en el respeto por sí mismas
y por las otras.

Hoy has hecho a la soledad
sagrada y útil
y ya no la necesitas
hoy
tu luz brilla muy fuertemente
pero quiero
que sepas
que tu oscuridad es también
rica
y trasciende el miedo.



AUDRE LORDE, El unicornio negro, Ediciones Torremozas, Madrid, 2019, traducción de Jimena Jiménez Real. 

Una reflexión de Sophia Tolstaia


Los biógrafos de mi marido contarán cómo ayudaba a los trabajadores a cargar cubos de agua, pero nadie sabrá que nunca le dio un respiro a su esposa y que nunca, en todos estos 32 años, le dio un vaso de agua a su hijo ni pasó cinco minutos a su lado para darme la oportunidad de descansar un poco.


SOPHIA TOLSTAIA, fragmento de su diario recogido por Zoë Heller en su respuesta a la pregunta Is the Writer's Only Responsability to His Art?, The New York Times, 19 de enero de 2016, traducción de Google Translate + Mary Crónica, toda la respuesta AQUÍ

NOTA DE LA ADMINISTRACIÓN: Del matrimonio entre Sophia y Lev Tolstòi nacieron trece hijos, de los que solo cinco llegaron a adultos.

Simone de Beauvoir: "Mis apetitos eran mayores de lo que yo hubiera querido"


La extravagante y turbia alianza entre Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir duró cincuenta y un años. Ambos disfrutaron de diferentes amantes, generalmente jóvenes discípulas que acostumbraban a compartir. Se trataban entre ellos de usted y nunca llegaron a vivir juntos. A menudo elegían cuartos contiguos en los hoteles o vivían en apartamentos separados dentro del mismo barrio parisino. No se sabe claramente cómo Sartre llegó a engatusarla y mantener su dominio durante tanto tiempo; su control sobre ella era fundamentalmente de carácter intelectual. Según Paul Johnson, Sartre pensaba en las mujeres en términos de victoria y ocupación. En los últimos años han visto la luz cartas y otros papeles íntimos que revelan nuevos y sorprendentes matices de la personalidad de ambos. La correspondencia entre la feminista Simone y el padre del existencialismo, que el propio Sartre quería ver publicada después de su muerte, nos muestra una imagen del autor de El ser y la nada no excesivamente favorecedera, por no decir bastante ruin. También la guapa e inteligente Simone resulta ser una mujer mucho más vulnerable y frágil de lo que permitía intuir su ideología feminista y su aspecto de mujerona fría y voluntariosa. Sin embargo, desde joven supo que "mis apetitos físicos eran mayores de lo que yo hubiera querido" y descubrió entonces que, ante la llamada del cuerpo, cualquier hombre serviría, lo que parece turbador. Pasión y cabeza se enfrentaban. Fue esta lucha, según escribe Appignanesi, lo que "la condujo a sus tempranas relaciones homosexuales, a menudo durante las ausencias de Sartre".

Simone era una mujer altiva, y se consideraba superior a casi todo el mundo menos a Sartre. Su talón de Aquiles fue, única y exclusivamente, "su querido pequeño" Sartre. De hecho, no tuvo ningún reparo en sacrificar su amor transatlántico y maduro con el escritor norteamericano Nelson Algreen cuando Sartre le pidió que regresara a Francia para ayudarle a corregir un manuscrito. Simone, sin pensarlo dos veces, acudió a la llamada de su amado amo, dejando atónito y compungido a Algreen. El escritor norteamericano fue una de sus muchas víctimas; murió a los setenta y dos años debido al sofocón que le produjo el impudor y el mal uso que Simone había dado a su relación, publicándola en sus memorias y convirtiéndola en novela en Los mandarines, obra que obtuvo el Premio Goncourt.


PAULA IZQUIERDO, Sexoadictas o amantes, Belacqva, Barcelona, 2007, págs. 132 y 133.


Berger sobre Sontag


Susan Sontag era una artista, y además una mujer solidaria; recuerda lo que hizo en Sarajevo; siempre tuvo interés por los demás. Su egocentrismo es el egocentrismo natural de los artistas. Sin ego, ¿qué hace un artista? Necesita el ego para caminar, para respirar. La literatura es el ego escrito.


JOHN BERGER, recogido por Juan Cruz Ruiz en Egos revueltos, Tusquets, Barcelona, 2010, pág. 394.

Dos poemas de "La tierra más ajena", de Ajejandra Pizarnik


REMINISCENCIAS


y el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números giran insidiosos
ennegreciendo las confituras
y el tiempo estranguló mi estrella
caminaba trillada sobre pozo oscuro
los brillos lloraban a mis verdores
y yo miraba y yo miraba
y el tiempo estranguló mi estrella
recordar tres rugidos de
tiernas montañas y radios oscuras
dos copas amarillas
dos gargantas raspadas
dos besos comunicantes de la visión de
una existencia a otra existencia
dos promesas gimientes de
tremendas locuacidades lejanas
dos promesas de no ser de sí ser de no ser
dos sueños jugando la ronda del sino en
derredor de un cosmos de
champagne amarillo blanquecino
dos miradas cerciorando la avidez de una
estrella chiquita
y el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números ríen en volteretas desabridas
muere uno
nace uno
y el tiempo estranguló mi estrella
sones de nenúfares ardientes
desconectan mis futuras sombras
un vaho desconcertante rellena
mi soleado rincón
la sombra del sol tritura la
esfinge de mi estrella
las promesas se coagulan
frente al signo de estrellas estranguladas
y el tiempo estranguló mi estrella
pero su esencia existirá
en mi intemporal interior
brilla esencia de mi estrella!



POEMA A MI PAPEL

leyendo propios poemas
penas impresas trascendencias cotidianas
sonrisa orgullosa equívoco perdonado
es mío es mío es mío!!
leyendo letra cursiva
latir interior alegre
sentir que la dicha se coagula
o bien o mal o bien
extrañeza de sentires innatos
cáliz armonioso y autónomo
límite en dedo gordo de pie cansado y
pelo lavado en rizosa cabeza
no importa:
es mío es mío es mío!!


ALEJANDRA PIZARNIK (Buenos Aires, 1936-1972), La tierra más ajena, Poesía completa, Lumen, Barcelona, 2005, págs. 7-34.


71 frases y fragmentos sobre ateísmo


• • • Tener fe es dudar. 
EMILY DICKINSON

• • • Que nunca vaya a volver es lo que hace esta vida tan dulce.
EMILY DICKINSON

• • • La vida después de la muerte es tan improbable como el sexo después del matrimonio. 
MADELEINE KAHN

• • • En la iglesia, la música sagrada nos hace a todos creyentes, pero los predicadores se encargan de restablecer el equilibrio.
MIGNON MCLAUGHLIN

• • • Muchos sermones me suenan a anuncios. Pero no distingo si Dios es el anunciante o el producto. 
MIGNON MCLAUGHLIN

• • • Un tirano omnipotente que todo lo sabe no es tan diferente de los dictadores terrenales que hacen de todo y de todos meros engranajes en la máquina que controlan. Un ateísmo que rechaza a un Dios así está ampliamente justificado.
KAREN ARMSTRONG

• • • La Biblia y la iglesia han sido el mayor obstáculo en el camino de la emancipación de las mujeres. ELIZABETH CADY STANTON

• • • Cuando las mujeres entiendan que los gobiernos y las religiones son invenciones humanas; que las Biblias, los libros de oraciones, los catecismos y las letras encíclicas son todas emanaciones de los cerebros del hombre, ya no serán oprimidas por los mandatos que les llegan con la autoridad divina de "Así dice el Señor".
ELIZABETH CADY STANTON

• • • Puedes recorrer el mundo y descubrirás que cada forma de religión que ha soplado sobre esta tierra ha degradado a la mujer. ¿Qué poder hace que la mujer hindú se queme en la pira funeraria de su marido? Su religión. ¿Qué retiene a la mujer turca en el harén? Su religión. ¿Por qué poder los mormones perpetúan su sistema de poligamia? Por su religión.
ELIZABETH CADY STANTON

• • • Las personas más felices que he conocido eran aquellas que no tenían ninguna preocupación por su alma, aquellas que ponían su mejor empeño en mitigar las desgracias de los demás.
ELIZABETH CADY STANTON

• • • La lectura de la Biblia me hizo atea.
RUTH HURMENCE GREEN

• • • Vamos a suponer que nunca has oído hablar de la Cristiandad. Supongamos que el próximo domingo por la mañana un extraño, de pie desde un púlpito te menciona un libro de autores cuya autenticidad no ha sido comprobada y cuyo contenido, escrito cientos de años atrás, incluye leyendas de matanzas e intrigas que hielan la sangre, fábulas de incidentes poco naturales, como nacimientos virginales, demonios que habitan cuerpos humanos y hablan, gente que resucita de la muerte y que asciende viva hacia las nubes, y soles que se detienen. Supón que te pidiera que creyeras que el hombre con poca o ninguna educación que describe ese libro era un dios que cuando tú murieras te podría llevar a un lugar de eterna fantasía llamado Cielo. ¿Podrías tú, como una persona inteligente y racional siquiera molestarte en leer esas tonterías, y hasta dejar que ese libro moldeara tu vida entera?
RUTH HURMENCE GREEN

• • • La "familia cristiana" debería llamarse “fantasía cristiana".
RUTH HURMENGE GREEN

• • • Como al 97% de los cristianos seglares, me habían enseñado que la Biblia era un libro bueno y Jesús un hombre maravilloso. Creo que la sacudida que sufrí fue peor que el trauma ocasionado por la enfermedad. La ignorancia supersticiosa, la atroz crueldad humana, la obvia derivación de la mitología, y sobre todo, la depravación de las personalidades bíblicas –me dejaron atónita.
RUTH HURMENCE GREEN 

• • • Estudié cada página de este libro, y no encontré suficiente amor para llenar un salero. Dios no es amor en la Biblia; Dios es venganza de alfa a omega.
RUTH HURMENGE GREEN

• • • Hubo un tiempo en que la religión gobernaba el mundo. A esa época se la conoce como los Años Oscuros.
RUTH HURMENGE GREEN

• • • Lo natural es tan imponente que no necesitamos ir más allá.
RUTH HURMENGE GREEN

• • • Estoy convencida de que a los niños no debería sometérseles a la aterradora religión cristiana. Profana su dulce inocencia presentarles episodios de exquisita angustia y embrutecen su sensibilidad las descripciones de crueldades que ni la mente de un adulto quiere contemplar. Por último, sugiere a la conciencia impresionable de los jóvenes que la violencia y derramamiento de sangre son métodos autorizados de mejorar al mundo y que la salvajada pagana del sacrificio humano es el gesto más amoroso de todos los tiempos.
RUTH HURMENCE GREEN

• • • Hoy la evolución de la inteligencia humana nos ha llevado a la etapa en la que la mayoría de nosotros somos demasiado inteligentes para inventar nuevos dioses pero somos reacios a renunciar a los antiguos.
RUTH HURMENGE GREEN

• • • Le hablo a Dios pero el cielo está vacío.
SYLVIA PLATH

• • • "Sin los dioses, ¿cómo cantaría?" —pregunté. “Con tu propia voz ", —dijo.
ERICA JONG

• • • Pretendemos que hay dioses y que se preocupan por nosotros. Es una falsedad reconfortante.
ERICA JONG

• • • Nadie es ateo en un avión atrapado en la turbulencia de una tempestad.
ERICA JONG

• • • En cuanto a la verdad, la justicia y la fidelidad, ¿quiénes han sido sus valientes exponentes y audaces proclamadores? Casi siempre los impíos, los ateos: vivieron, lucharon y murieron por ellas. 
EMMA GOLDMAN

• • • No creo en Dios porque creo en el hombre. Con todos sus errores, el hombre se ha pasado miles de años trabajando para deshacer la chapuza que hizo Dios.
EMMA GOLDMAN

• • • Aunque creo que el universo fue creado por el Big Bang en lugar de por un Dios que disparaba polvo mágico con la punta de sus dedos, mi universo no contiene menos estrellas. 
MEGGIE ROYER

• • • Si vamos a enseñar “la ciencia de la creación”… como una alternativa a la evolución, también debemos enseñar “la teoría de la cigüeña” como una alternativa a la reproducción biológica.
JUDITH HAYES

• • • El relato bíblico del Arca de Noé y del Diluvio es tal vez la más inverosímil historia que pueden defender los integristas. Por ejemplo, al llenar el arca, ¿en qué parte de Palestina encontró Noé pingüinos y osos polares?
JUDITH HAYES

• • • No puedo enfadarme con Dios, no creo en él.
SIMONE DE BEAUVOIR

• • • Lejos de que la ausencia de Dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.
SIMONE DE BEAUVOIR

• • • No me acuerdo dónde leí que un cazador esquimal le preguntó a un misionero: “Si no sé nada sobre Dios y el pecado, ¿iré al infierno? “No –le dijo el misionero–. No irás por no saber nada.” “Entonces, ¿por qué me cuenta nada?".
ANNIE DILLARD

• • • Una vez que le quitas al Nuevo Testamento lo milagroso y lo muy improbable, ¿qué queda? 
GEORGE ELIOT

• • • Dice la vieja religión: “Que el cielo nos asista”. La nueva, como no cree en esta fe, nos enseña más a ayudarnos los unos a los otros.
GEORGE ELIOT

• • • La infancia… está llena de pesares cuyo significado es desconocido. Los cólicos, la tos ferina, el miedo a los fantasmas, para no mencionar el Infierno y Satán, y una deidad ofendida en el cielo, que se enfada cuando quiero comer demasiado pastel.
GEORGE ELIOT

• • • Una cosa que no me preocupa es si Dios existe o no. Pero sí que pienso que Dios tiene alzheimer y que se ha olvidado de que los que existimos somos nosotros.
JANE WAGNER

• • • Creo que nuestra obligación es mejorar la vida porque esa es nuestra obligación para con los demás como seres humanos. Nada que ver con recompensas eternas ni castigos infernales.
SUSAN JACOBY

• • • Maravilla ver cuánto tiempo pasan las buenas gentes luchando contra el mal. Si solo emplearan esa misma energía en amar a sus semejantes, el diablo se moriría de aburrimiento. 
HELEN KELLER

• • • Soy atea y ya está. Creo que no hay nada en qué creer, excepto en ser amable con los demás y hacer lo que podamos por ellos.
KATHERINE HEPBURN

• • • El ateísmo es tomar plena conciencia de que no hay ninguna niñera con la que puedas contar. Cuando consigues un buen niñero o niñera, al poco tiempo se va. El ateísmo es darse cuenta de que no son sólo las niñeras las que vienen y van. Toda la vida es así. Ésa es la verdad, y la verdad resulta incómoda.
PEMA CHÖDRON

• • • Esta religión te llena de ideas de culpa por las experiencias humanas más comunes, generalmente relacionadas con el sexo. En esta sala, ahora mismo, cada uno de ustedes, en sus propias vidas, ha sentido vergüenza por el hecho de que se han masturbado. La masturbación no es pecaminosa. Si se siente bien, hazlo. Tienes mi bendición, y tú mismo sabes cómo te relaja.
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • Dos manos trabajando pueden hacer más que mil juntas en oración.
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • Marx estaba equivocado: el opio de las masas no es la religión, es el béisbol.
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • El ateo cree que debería construirse un hospital en vez de una iglesia. El ateo cree que se debe realizar una acción en vez de rezar una plegaria. El ateo lucha por involucrarse en la vida, no escaparse hacia la muerte. Quiere que la enfermedad sea sometida, la pobreza derrotada y la guerra eliminada. 
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • Un ateo es una persona que cuestiona todo tipo de autoridad. Un ateo es una persona que se coloca ante una idea autoritaria o una estructura de autoridad y le pregunta: ¿de dónde procede su autoridad y por qué debería ser obediente con usted?
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • Les dije a mis hijos que solo quiero tres palabras en mi lápida: Mujer, atea, anarquista. Esa soy yo. 
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • El ateísmo puede definirse como la actitud mental que acepta sin reservas la supremacía de la razón y tiene como objetivo establecer un estilo de vida y una perspectiva ética verificables por la experiencia y el método científico, independientemente de todos los supuestos arbitrarios de autoridad y credos. 
MADALYN MURRAY O’HAIR

• • • Tantos dioses, tantos credos Tantos senderos que dan vueltas y más vueltas Mientras que el arte de ser bondadoso Es todo lo que necesita este triste mundo
ELLA WHEELER WILCOX

• • • He muerto como viví, como un espíritu libre, como una anarquista, sin deber ninguna lealtad a las leyes, ni a las terrenales, ni a las divinas.
VOLTAIRINE DE CLEYRE

• • • Soy atea, y si un ateo y un Papa piensan las mismas cosas, debe haber algo verdadero. Debe haber alguna verdad humana que está más allá de la religión.
ORIANA FALLACI

• • • Dios es un contenedor para todo lo que no entendemos.
BETTY SUE FLOWERS

• • • Si la devoción por la verdad es el sello de la moralidad, entonces no hay una forma de devoción más importante, noble y heroica que el hecho de que un hombre asuma la responsabilidad de pensar… El supuesto atajo que es la fe cortocircuita la mente.
AYN RAND

• • • Soy una atea intransigente, pero no una atea militante. Esto significa que abogo por la Razón sin compromisos de ningún tipo y que lucho a favor de la Razón, no contra la religión. Debo también mencionar que respeto a la religión en sus aspectos filosóficos, en el sentido en que representa una forma temprana de filosofía.
AYN RAND

• • • Creo que no necesito más fe que mi fe en los seres humanos, como el bueno de Confucio. Estoy tan fascinada por la maravilla que es la Tierra y la vida que alberga que no puedo pensar en el Cielo ni en los ángeles.
PEARL S. BUCK

• • • Todas las religiones son lo mismo. La religión es básicamente culpa, con diferentes días de fiesta. 
CATHY LADMAN

• • • Desconfío de aquellos que saben tan bien lo que Dios quiere que hagan, porque veo que eso a menudo coincide con sus propios deseos.
SUSAN B. ANTHONY

• • • Millones de personas que aspiran a la inmortalidad no saben qué hacer consigo mismos una tarde lluviosa de domingo.
SUSAN ERTZ

• • • Veo la vida como un baile. ¿Un baile ha de tener significado? Uno baila porque disfruta.
JACKIE MASON

• • • ¿No es posible que la actitud pasiva que tanto prevalece en el islam —el insh’Allah o «si Dios quiere»— afecte también a la energía de la población y su voluntad de cambiar o mejorar el mundo? Si uno cree que Alá lo tiene todo predestinado y que la vida terrenal no es más que una antesala del más allá, ¿acaso esta creencia no guarda relación con el fatalismo que tan a menudo refuerza la pobreza? 
AYAAN HIRSI ALI

• • • Una noche en el hotel griego me miré al espejo y dije en voz alta: «No creo en Dios». Lo dije lentamente, articulando bien las palabras, en somalí. Me sentí aliviada. Me sentí bien. No hubo dolor, sino una gran claridad. El largo proceso de ver las fallas en la estructura de mi creencia y rodear de puntillas sus esquinas raídas de las que ya se habían caído partes enteras, pieza a pieza, todo eso había quedado atrás. Los ángeles que vigilaban sobre mis hombros; la tensión mental que sentía al mantener relaciones sexuales sin estar casada, al beber alcohol, al no observar ningún deber religioso, todo eso se lo había llevado el viento. La omnipresente perspectiva de abrasarme en el infierno desapareció y mi horizonte parecía más amplio. Dios, Satán, los ángeles: todo era producto de la imaginación. A partir de ahora podía pisar con firmeza el suelo que había bajo mis pies y orientarme con ayuda de mi razón y mi amor propio. Mi brújula moral estaba en mi interior y no en las páginas de un libro sagrado.
AYAAN HIRSI ALI

• • • Quería alcanzar los mismos objetivos que la religión —ser una persona mejor y más generosa— pero sin anular mi voluntad ni forzarla a obedecer reglas inhumanas No mentiría más, ni a mí misma ni a los otros. Estaba harta de mentiras. Ya no tenía miedo al más allá.
AYAAN HIRSI ALI

• • • Expliqué que el islam era como una jaula mental. Primero, cuando abres la puertecilla, el pájaro enjaulado permanece dentro: tiene miedo. Ha interiorizado su cautiverio. El pájaro necesita tiempo para mentalizarse y escapar, por mucho que alguien haya abierto la puertecilla de la jaula.
AYAAN HIRSI ALI

• • • No me sentía con la fuerza suficiente para afrontar lo que ocurriría si declaraba en voz alta que ya no creía. Para un musulmán no hay nada peor que la apostasía. Los cristianos pueden dejar de creer en Dios; es un asunto personal que sólo afecta a su alma eterna. Pero para un musulmán dejar de creer en Alá es una ofensa mortal. Los apóstatas merecen la muerte: sobre esto el Corán y el hadiz son claros. 
AYAAN HIRSI ALI

• • • ¿Cómo cambiaría el mundo? Deshacerse de la religión sería un buen comienzo, ¿no?
BJÖRK

• • • Durante siglos los líderes del pensamiento cristiano hablaron de las mujeres como un mal necesario, y los más grandes santos de la iglesia son aquellos que desprecian más a las mujeres.
ANNIE WOOD BESANT

• • • La posición del ateo es clara y razonable. No sé nada de Dios y, por lo tanto, no creo en Él ni en él. Lo que me dices sobre tu Dios es contradictorio y, por lo tanto, increíble. No niego a Dios, que es una lengua desconocida para mí; sí niego a tu Dios, que es imposible. Estoy sin Dios.
ANNIE WOOD BESANT

• • • La adoración al sol y las formas puras de adoración de la naturaleza eran, en su día, religiones nobles, altamente alegóricas pero llenas de profunda verdad y conocimiento.
ANNIE WOOD BESANT

• • • El nacimiento de la ciencia dictó la sentencia de muerte de un Poder Supremo arbitrario y constantemente interviniente.
ANNIE WOOD BESANT

• • • Ninguna filosofía, ninguna religión, ha traído un mensaje tan alegre al mundo como esta buena noticia del ateísmo.
ANNIE WOOD BESANT

• • • El cerebro humano tiene la capacidad única de dudar de la realidad que se le presenta, de comprender la disonancia entre las ideas y la verdad del mundo circundante. Dios lo sabe y eso le enfurece. Le aterroriza.
AUTUMN CHRISTIAN

• • • Hay dos ateos, uno de los cuales es una purificación de la noción de Dios.
SIMONE WEIL

• • • No hay respuesta. No hay que buscar ninguna respuesta. Nunca ha habido una respuesta. Ésa es la respuesta.
GERTRUDE STEIN


Djuna Barnes se maquillaba para escribir


En su biografía sobre Djuna Barnes, La formidable Djuna Barnes, Andrew Field relata un episodio acaecido en 1937 en que la escritora estadounidense, residente en Londres, se esfumó durante una larga temporada sin dejar rastro ni responder a las llamadas. Preocupados por su ausencia y su salud, una noche dos amigos de la autora treparon a gatas con dificultad por los tejados del edificio del número sesenta de Old Church Street donde ella residía, con el fin de asomarse a la claraboya y asegurarse de que al menos seguía con vida. A través de los cristales, espiaron a Djuna Barnes en la intimidad de su apartamento, y comprobaron con alivio que ella se encontraba allí, sana y salva.

La vieron en su cuarto, maquilladísima, envuelta en un salto de cama, con una botella de ginebra en la mano, dirigiéndose al dormitorio. Los dos hombres procedieron a retirarse discretamente al suponer una cita amorosa, cuando se quedaron atónitos al ver que la escritora se metía sola en la cama rodeada de papeles manuscritos y se ponía a escribir. Dicho con otras palabras: sorprendieron a Djuna Barnes en el momento de acostarse con la Literatura.

Es una imagen poderosa, porque, ¿cabe imaginar mejor amante?


ELOY TIZÓN, Herido leve, Páginas de Espuma, Madrid, 2019, págs. 39 y 40.

Woolf sobre Mansfield


Los más distinguidos autores de relatos que hay en Inglaterra están de acuerdo, señala Murry, en que como autora de relatos Katherine Mansfield se halla hors concours. Nadie ha sido capaz de sucederla, y no hay crítico que haya sabido definir en qué consiste su inigualable calidad.


VIRGINIA WOOLF, Horas en una biblioteca, El Aleph Editores, Barcelona, 2005, traducción de Miguel Martínez-Lage, pág. 145.

Wislawa Szymborska recibe un aluvión de protestas en la revista que dirigía por autorizar la publicación de un poema titulado "Vaca"


El redactor del Correo Literario tenía que permanecer anónimo para los autores que le enviaban epigramas, aforismos, dramas, relatos, novelas, sonetos y poemas. Hubo incluso amenazas, preguntas “¿Por qué no lo publicáis?” y “¿Por qué tipo de criterios se rige el redactor?” y afirmaciones de que a la novia, la mujer, el amigo sí que le había gustado. Szymborska contestaba de manera cordial, pero también con severidad. Explicaba que la obligación de la familia es alabar y animar (“sobre todo, a los primos ha de gustarles todo”). Recordaba que “más obras maestras nacieron gracias a amigos escépticos que entusiastas” y que “la muchacha capaz de espetar en la cara del adorado que compone rimas simplonas es un verdadero tesoro”.

Una vez, en la columna de debutantes, Szymborska publicó el poema titulado “Vaca”, lo que provocó un aluvión de protestas. En el Correo Literario contestó que por lo visto el poema “había afectado a la jerarquía estética de las emociones del lector. Según dicha jerarquía, en la poesía es propio un ruiseñor, adecuada una mariposa e idónea una doncella de tez blanca junto a un lago. Una vaca, en cambio, aun siendo obra de la misma naturaleza, una obra maestra que supera cualquier competencia, sólo se tolera en un libro de contabilidad de una cooperativa agraria con el título de “cabezas de ganado”. Qué retroceso del gusto frente a los antiguos griegos, que adoraban a Hera con el apodo de “ojos de vaca”.


ANNA BIKONT y JOANNA SZCZĘSNA, Trastos, recuerdos, Pre-Textos, Valencia, 2015, traducción de Elzbieta Bortkiewicz y Ester Quirós, págs. 224 y 225.

Un poema de "Los versos de odio", de Dorothy Parker, traducido por Guillermo López Gallego y Cecilia Ross


HOMBRES

CANCIÓN DE ODIO


Odio a los Hombres;
me sacan de quicio.

I


Están los Pensadores Serios:
debería existir una ley contra ellos.
Ven la vida, como a través de gafas con montura de carey, de color oscuro.
Siempre los ves pasándose la mano cansada
por el pálido ceño.
Hablan sobre la Humanidad
como si acabaran de inventarla:
tienen que estar todo el tiempo ayudándola a seguir adelante.
Se deleitan con las huelgas
y eternamente están organizando peticiones.
Están haciendo una cosa maravillosa para el Gran Populacho:
están viviendo allá abajo entre ellos.
Apenas si pueden esperar
a que 
Las masas llegue a los quioscos,
y leen todas aquellas novelas rusas...
Los superventas del sexo.

II


Están los Trogloditas:
los Especímenes de la Virilidad de Sangre Roja.
Comen todo muy poco hecho,
no salen apenas de sus baños fríos,
y quieren que todos toquen sus músculos.
Hablan en voz muy alta,
usando palabras cortas y anglosajonas.
Van por allí abriendo ventanas,
y dan palmadas en la espalda de las personas,
y les dicen que lo que les hace falta es ejercicio.
Siempre están a punto de ir andando hasta San Francisco,
o de cruzar el océano en velero
o de atravesar Rusia en trineo...
¡Ruego a Dios que lo hagan!

III


Y luego están las Almas Sensibles
que se dedican al diseñor de interiores, por amor al Arte.
Siempre huelen ligeramente a vainilla
y echan gotas de sándalo a sus cigarrillos.
Constantemente se encuentran organizando bailes de disfraces
para poder ir
de algo sacado de 
Las mil y una noches.
Dan tés en sus estudios
donde la gente se sienta sobre cojines
y desea no haber asistido.
Miran a una mujer con languidez, con los ojos entrecerrados,
y le dicen, con tono suave y apasionado,
cómo se habría de vestir.
El color lo es todo para ellos... todo;
un tono de violeta incorrecto
les provoca una crisis nerviosa.

IV


Luego están los
que están Totalmente Inmersos En El Crimen.
Te cuentan que no han dormido
las últimas cuatro noches.
Frecuentan esas obras
en que las únicas frases buenas
son las del coro.
Van tambaleándose de un 
cabaret a otro,
y te dan cifras exactas de sus deudas de juego.
Aluden oscuramente al papel terrible
que el alcohol desempeña en su vida.
Y luego menean la cabeza
y dicen que corresponde al Cielo decidir qué va a ser de ellos...
¡Ojalá fuera yo el cielo!

Odio a los hombres;
me sacan de quicio.


DOROTHY PARKER, Los "versos de odio", Los poemas perdidos, Nórdica Libros, Madrid, 2013, traducción de Guillermo López Gallego y Cecilia Ross, págs. 298-303.


Louisa May Alcott, que odiaba a los niños, escribe "Mujercitas" por encargo de su editor


En un viaje a Boston intentó vender algunos de sus primeros relatos. "Siga dedicándose a la enseñanza: no sabe escribir", le dijo el eminente librero James Fields cuando le entregó un manuscrito. Imperturbable, siguió adquiriendo oficio. Con el tiempo, la escritura se convirtió en la principal fuente de ingresos de su familia. Se forró componiendo apasionadas y fogosas novelas con seudónimos como A. M. Barnard, Aunt Weedy, Flora Fairfield, Orantly Bluggage o Minerva Moody. De hecho, su verdadero nombre no habría pasado a la historia si en 1868 su editor no le hubiera pedido que escribiera una historia para jovencitas. Sólo había un problema: detestaba a los niños. En su diario anotó lo siguiente: "Esto no me gusta nada. Nunca me han gustado las niñas. Tampoco he conocido a muchas, salvo a mis hermanas. Y tal vez nuestros extraños juegos y vivencias resulten interesantes, pero no estoy segura". Más adelante desdeñaría su obra de juventud al decir que era pura "papilla moral para críos". 

Escribió Mujercitas en sólo tres meses. Cosechó un éxito inmediato y se convirtió en una celebridad literaria. Aun así, seguía siendo una soltera inquietantemente dependiente de su familia, pese a que ahora ésta no padecía penurias. Era también una metomentodo; encabezó la campaña para prohibir Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, en Massachusetts. Este tipo de demagogia hizo que el historiador literario Odell Shepherd dijera que había conservado hasta los cincuenta y seis años ideas propias de las chicas de quince. 


ROBERT SCHNAKENBERG, Vidas secretas de grandes escritores, Editorial Océano, Barcelona, 2012, traducción de Francisco López Martín, págs. 94 y 95.

Bloom sobre Dickinson


Deduzco que es mejor conocer nuestros propios límites si vamos a leer a esta formidable mujer y si vamos a tratar de entender su genio. ¿Qué otros escritores estadounidenses son tan eminentes? Yo diría que sólo tres: Emerson, Whitman y Henry James. Hay otros que se acercan bastante: Hawthorne, Melville, Mark Twain, Frost, Faulkner, Stevens, Eliot, Hart Crane. Ante la pregunta de la isla desierta y si sólo pudiese llevar a un estadounidense tendría que responder que Whitman, pero Emerson y Dickinson serían más que suficientes. Nadie debe ser tan tonto como para ser condescendiente con Dickinson o para ponerla a militar en las filas de una ideología o de un credo cualquiera. Hazlitt tenía razón cuando dijo que con Wordsworth uno se sentía empezando de cero, con una tabula rasa de poesía. Esto no es tan cierto en el caso de Dickinson, pero no está muy lejos. Y en lo que se refiere a su originalidad cognitiva supera a todos los poetas occidentales excepto a Shakespeare y a Blake. Piensa con más lucidez y siente con más plenitud que cualquiera de sus lectores y es muy consciente de su superioridad.


HAROLD BLOOM, Genios, Anagrama, Barcelona, 2005, traducción de Margarita Valencia Vargas, pág. 436.

Lo real y lo fingido en la obra de Anne Sexton


A la poeta le encantaba fantasear e inventarse historias dentro de sus poemas (la falsa muerte de su padre, la existencia de un hermano inexistente, un hijo ilegítimo que nunca existió, un accidente en un brazo...), todo ello detallado tan notablemente que mucha gente creía que era verdad. En muchas ocasiones los hechos mostrados surgían por completo de la imaginación del poeta. En otros casos, un incidente en la vida de la poeta se convertía, en sus hábiles manos, en una dramatización imaginativa y ficticia de la supuesta vida de la artista. Anne explicó que "...es necesario distorsionar los hechos literales de la vida para presentar la verdad emocional que subyace en ellos. El poeta no tiene por qué incluir todo para contar la verdad. Se puede mentir. Podemos confesarnos y mentir para siempre..." En una conferencia para la Sociedad de Libros de Poesía dijo en una línea similar: "Todos los poetas mienten. Como dije una vez en un poema, un escritor es alguien que con unos muebles hace un árbol".


JULIO MÁS, en la introducción a Vive o muere, ANNE SEXTON, Vitrubio, Madrid, 2008, págs. 39 y 40.

Una reflexión de Patricia Highsmith


Es muy importante que la gente, sobre todo la gente joven, escriba algo de poesía durante su vida. Aunque sea mala poesía. Aunque crean que no les gusta la poesía o no tienen talento para escribirla, deberían escribirla, aunque sea mal, si es sincera. Y la poesía sincera de verdad rara vez es mala por mucho que la forma no sea perfecta. Pero la poesía abre una nueva perspectiva del mundo. No es tanto que veamos cosas nuevas como que vemos cosas viejas de un modo diferente. Y esta experiencia es inestimable. Estremece el alma en la misma medida que la experiencia del amor. Es más ennoblecedora. Forja a filósofos y reyes.


PATRICIA HIGHSMITH, anotación del 25 de mayo de 1941 incluida en sus Diarios y cuadernos 1941-1995, Anagrama, Barcelona, 2022, traducción de Eduardo Iriarte Goñi.

Yourcenar sobre Shikibu


MATTHIEU GALEY: ¿Qué es lo que más le atrajo de esa novela japonesa, el Genghi Monogatari? 
MARGUERITE YOURCENAR: Es una de las más ricas que yo conozca, por la complejidad de los personajes femeninos, y la extraordinaria sutileza del personaje del príncipe Genghi en su relación con sus diferentes mujeres, en su sentido de la variedad de esas personas, de la variedad de sus sentimientos por ellas, y de nuevo estamos unas veces ante el amor compasión, otras veces ante el amor simpatía o el amor juego, de gran estilo, de una civilización que posee todas las artes, además de las del hecho, la poesía, la pintura, la caligrafía, la mezcla de perfumes, y también el contacto con lo invisible. 

MATTHIEU GALEY: ¿A qué podría semejarse en la literatura occidental?
MARGUERITE YOURCENAR: A nada en absoluto. Es de una sutileza increíble, no sólo en la psicología de las relaciones entre hombres y mujeres, sino también en el sentido profundo de la fluctuación de las cosas, del paso del tiempo, del hecho de que los incidentes de estos amores son a la vez trágicos, deliciosos y fugitivos. El comienzo es admirable. El emperador –que ha perdido a su amante, mentalmente torturada por las intrigas de palacio y por sus rivales, ya que además, no pertenecía a ninguno de los clanes todopoderosos de la corte– el emperador entonces, envía a una dama de honor a indagar qué ha ocurrido con la anciana madre de esa mujer, y con el niño que ha tenido de ella. La dama de honor regresa y le describe una casa bastante abandonada, la lluvia que cae dentro de la casa, el jardín desierto, la anciana madre llorosa que no puede explicarse nada, y el niño, por el contrario, alegre, lleno de vida, muy hermoso. Ese sentimiento del paso de las generaciones, de su soledad, y al mismo tiempo de sus lazos a través de la vida y la muerte, es magnífico. Cuando me preguntan quién es la novelista que más admiro, pienso de inmediato en Murasaki Shikibu, con gran respeto y reverencia. Es en verdad la gran escritora, la gran novelista japonesa del siglo XI, es decir, una época en la cual la civilización japonesa estaba en su apogeo. En suma, es el Marcel Proust de la Edad Media nipona; tiene el instinto, el sentido de las variaciones sociales, del amor, del drama humano, de la forma en que los seres se estrellan contra lo imposible. No se ha escrito nada mejor en ninguna literatura.

MATTHIEU GALEY: ¿Y esa literatura la ha influenciado, de una u otra manera?
MARGUERITE YOURCENAR: Por supuesto, nunca escribí nada que se le pareciera. Hubiera debido hallar un tema que permitiera esas variaciones, y el talento de Murasaki es inimitable, pero es seguro que su ejemplo debió afirmar mi sensibilidad. Ese sentido de una pulsación del tiempo distinta a la que habitualmente es la nuestra, ha sido mío desde muy temprano, pero mis temas eran totalmente diferentes, y quizá también mis pensamientos.


MARGUERITE YOURCENAR, Con los ojos abiertos: conversaciones con Matthieu Galey, Plataforma Editorial, 2008, Barcelona, traducción de Elena Berni, págs. 132-134.

Toni Morrison aclara su frase de que Bill Clinton había sido el primer presidente negro de la historia


XAVI AYÉN: Usted dijo una vez que Bill Clinton había sido el primer presidente negro de la historia. 
TONI MORRISON: Mucha gente malinterpretó esa frase mía. La dije cuando Clinton era crucificado no por su labor al frente del país, sino por un presunto escándalo sexual con una becaria de la Casa Blanca. Dije que lo estaban tratando como a un negro en la calle, que lo consideraban culpable porque sí, de un modo irracional. Se decía: es malo porque ha hecho esto. Y yo me preguntaba: ¿y qué que lo haya hecho?, ¿tiene que ser una infidelidad conyugal un tema de debate nacional?

XAVI AYÉN: Obama es un fan de "La canción de Salomón", ¿no?
TONI MORRISON: ¡Sí! Me estuvo hablando de ese libro mío y de lo mucho que le había afectado. ¿Ha leído sus memorias? Es un buen escritor, cosa que pocos políticos son porque no suelen leer nunca literatura. Es ameno, tiene ritmo, utiliza metáforas profundas, introduce diálogos...


TONI MORRISON, entrevistada por Xavi Ayén en el campus de la Universidad de Princeton en abril de 2009, recogido en La vuelta al mundo en 80 autores, La Vanguardia Ediciones, Barcelona, 2016, págs. 128 y 129.

Dos poemas de Vénus Khoury-Ghata traducidos por Jeanne Marie


El PÁJARO DE FUEGO


MI madre se abismaba en el penoso movimiento de su escoba
luchando contra una arena que llamaba desierto
contra una humedad que llamaba agua desmenuzable estanque
sus manos de barrendera apartada del mundo
exhumaban muertos invisibles
acorralaban el menor hundimiento del viento
la menor mancilla de oscuridad
barriendo con tanta abnegación
riendo a carcajadas en la borrasca
por miedo a mostrarse arisca.

Madre tan modesta
no te vanagloriabas del viento que soplaba para tus brazos solos que limpiaban.




LOS hombres y las cigüeñas están de paso
sólo el cerezo es sedentario
repetía mi madre.

Comíamos los huesos
y lanzábamos la carne a la vertical sobre el lucero del alba
con el deseo de renacer en cerezo
con un arroyo natal
y un nombre legible en la oscuridad
para poder estar en cuclillas al borde del camino
y dialogar hasta el alba con el pedregal.



VÉNUS KHOURY-GHATA, antologado y traducido por Jeanne Marie en Quince poetas franceses contemporáneos, Libros del Aire, Madrid, 2014, págs. 128-131.